Tema: El hombre tiene un terrible afán por darse nombre, por conseguir en el tiempo y en el límitado espacio un lugar que le pertenezca o al que él pueda pertenecer. Dios, el primer y último ser, permanece sin nombre porque es de esa manera que pertenece a todos los momentos, a todos los tiempos, a todos los lugares. Nos ocuparemos de las teorías del nombre, del Nombre de Dios y del afán del hombre por pertenecer al lenguaje.
Problema: A diferencia de Dios, el lenguaje cambia, caduca y, en muchos casos desafortunados, muere. Dios no puede ser finito y nada en el mundo puede limitarlo, porque al limitarlo deja de ser. Derrida dice, que el nombre es ya portador de la muerte de su portador, nombrar a Dios, por lo tanto, es destinarlo a la muerte.
Pregunta: Cómo entender la concepción de un nombre propio para Dios, cuando el lenguaje entero es un sistema de sustitución, arbitrario, está en constante cambio por lo tanto es temporal todo lo que nombra.
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